Internet de pueblo en pueblo

29/02/2016

Internet de pueblo en pueblo

Llevar Internet a zonas y pueblos donde no hay servicio comercial y que sean los propios beneficiarios quienes gestionen un modelo de auto provisión de acceso a la red. Con ese espíritu la ONG cordobesa AlterMundi creó el proyecto QuintanaLibre para impulsar un sistema de servicios de comunicaciones fácilmente replicable por personas sin conocimientos específicos en regiones digitalmente excluidas.

Esta iniciativa de Altermundi ha permitido resolver a muchas comunidades de zonas alejadas de las grandes ciudades una necesidad considerada básica hoy para el desarrollo humano: la comunicación digital.
Premios+ FRIDA distinguió en 2015 a Altermundi por la creación de una red digital comunitaria en una zona donde prácticamente era casi nulo el acceso a Internet (provincia de Córdoba, Argentina)
Nicolás Echániz, uno de los impulsores de este proyecto, habló con LACNIC News sobre Altermundi, su experiencia en FRIDA y la posibilidad de replicar la iniciativa en otras regiones de América Latina y el Caribe.

¿Cómo nace el proyecto AlterMundi?
Comencé a dar forma a la idea de AlterMundi allá por el 2002, cuando empezando a trabajar en relación a las ecoaldeas, tecnologías apropiadas, sistemas de intercambio local, software libre, cooperativismo, comercio justo y otras iniciativas aparentemente desconectadas entre sí, tuve una epifanía muy simple: lo que tenían en común era que todas ponían el acento en la colaboración entre pares, en oposición al modelo de lo concentrado. Asumí entonces una especie de misión, que sigue siendo hoy el corazón de AlterMundi: promover la materialización de un paradigma basado en la libertad construida desde la colaboración entre pares.
AlterMundi comienza a formalizarse recién en 2012, a partir de nuestra participación en el diseño del proyecto Arraigo Digital (dentro de la órbita del Ministerio de Educación de Argentina) y desde entonces nuestra tarea cotidiana ha estado principalmente enfocada en las redes comunitarias para pequeñas poblaciones, aunque también tenemos deseos de diversificarnos hacia otras ramas.
¿Cómo es el modelo propuesto por AlterMundi para dar acceso gratuito a Internet?
El objetivo nunca fue dar Internet gratuitamente, de hecho, AlterMundi no provee Internet sino que resuelve el transporte de las redes de los pueblos desde y hacia el resto de Internet. La Internet puede ser recibida en donación o comprada colectivamente en puntos económica o políticamente más convenientes. Por ejemplo, en el caso del Valle de Paravachasca montamos entre AlterMundi y miembros de las distintas redes de la zona, una red troncal que llega a la Universidad Nacional de Córdoba. Así logramos proveer a las redes comunitarias de la zona el transporte hasta los carriers que dan como donación o venden tránsito al resto de Internet.
Lo que proponemos como modelo es volver a darle peso a los extremos de la red. Que los miembros de una red entiendan la Internet como verdadera red de pares. Para esta mirada, lo más importante está en los extremos y no en las conexiones. De la misma manera que una autopista que atraviesa un territorio no tiene sentido por sí misma, sino por las poblaciones que interconecta, en un paisaje digital que revaloriza los extremos, son las personas y no los cables que las conectan lo que se convierte en el foco de atención.
¿Cómo se financia?
Nuestra política se centra en conseguir los recursos necesarios intentando reducir al mínimo la mediación del dinero. A partir de convenios y acuerdos con diferentes instituciones, organizaciones e individuos, AlterMundi cuenta con espacio propio en data centers, infraestructura de red, su propio sistema autónomo y recursos IP, entre otras cosas que componen los recursos de la asociación en el área de redes. Nuestra mayor riqueza es el trabajo voluntario de los miembros de AlterMundi pero también de otras personas que beneficiándose o no de nuestros proyectos, deciden regalar su esfuerzo al bien común. Las redes en particular funcionan de manera similiar. Cada red comunitariamente decide cómo resolver la sostenibilidad interna, pero la fortaleza de cada red dependerá del nivel de involucramiento alcanzado por cada uno de sus miembros y la dedicación que cada uno puede ponerle para aprender y resolver problemas concretos. Es más bien un cuerpo orgánico donde conviven el enojón, el paranoico, el cómodo, el correcto, el voluntarioso y el convencido, donde el éxito depende del equilibrio entre todos.


¿Cómo es la reacción de las comunidades destinatarias del proyecto cuando los reciben a ustedes y comienzan a ver los resultados? Las comunidades se comprometen con el desarrollo de la red?

El involucramiento de al menos una parte de la comunidad es condición excluyente, sino no sería un proyecto de colaboración entre pares. Nuestra función con las redes es ayudar a entender cómo hacer la red, cómo empezarla y mantenerla. En ese proceso ayudamos mucho en su materialización, pero sería muy errado decir que nosotros hacemos las redes.
La mayoría de los desafíos son sociales, de comunicación, organización y técnico básico, y ahí es donde los miembros pueden participar como iguales. Las reacciones y respuestas son múltiples y dependerán de cómo cada uno comprenda y se sienta parte del proyecto. En nuestra experiencia confirmamos que la voluntad y el compromiso son los componentes fundamentales para un proyecto comunitario.

¿Son las redes comunitarias una alternativa para la inclusión digital de las poblaciones donde no llegan las empresas comerciales?
Totalmente. Mientras más aislado esté un pueblo y menos opciones hayan, más se involucra la gente en resolver esta necesidad. La necesidad es una de las mejores catalizadoras de los proyectos comunitarios y estas redes no son la excepción.
Si a los proveedores convencionales no les es rentable dar un servicio en un lugar, sin duda no lo brindarán o lo harán rentable mediante un precio inaccesible para muchos, reproduciendo un modelo de exclusión. A sus habitantes les queda esperar la acción de otro proveedor o del Estado, o resolver la necesidad ellos mismos. Hasta podría ser el proveedor mismo el que despliegue este modelo, como pasa en Guifi.net, la red comunitaria más grande del mundo, en Cataluña, donde entusiastas y proveedores comerciales conviven manteniendo los principios de esta red abierta, libre y neutral

¿Creen que (las redes de) AlterMundi es una iniciativa replicable en otros países de la región?
El modelo de red desarrollado por AlterMundi, está basado en un firmware de código abierto y routers de fácil acceso en el mercado, por lo que ya hay numerosos proyectos que han comenzado a utilizar este modelo, en Brasil, Nicaragua, Colombia, pero también fuera de la región, en España, Italia y EE.UU.

¿Por qué deciden participar de FRIDA? ¿Qué experiencia les dejó intervenir de las convocatorias de FRIDA? ¿Recomendarían a otras organizaciones participar de las convocatorias de FRIDA?

FRIDA, por ser un programa de LACNIC representa para nosotros especial interés, en tanto nuestro trabajo ha tenido impacto principalmente en América Latina. La experiencia de implementar el proyecto para el que recibimos financiamiento junto con el premio redundó en una mejora significativa de la calidad de la red troncal que intercomunica los pueblos del Valle de Paravachasca. Por otro lado, la participación en el Internet Governance Forum como invitados de FRIDA derivó en que se pusiera en marcha la Dynamic Coalition on Community Connectivity, que esperamos cumpla un rol dentro del esquema del IGF en los años venideros.
FRIDA significó para nosotros una oportunidad de financiamiento para proyectos específicos, pero principalmente una chance de conectar con otros proyectos y personas interesadas en la tecnología como vehículo de inclusión.

Más información en:
https://www.youtube.com/watch?v=luI5eEMa6BQ&feature=iv&src_vid=4SgVq7e40P4&annotation_id=annotation_1736487805

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